Bulgaria
Sofía
Empezamos por la capital porque probablemente tu vuelo aterrice aquí. Sofía no es una ciudad especialmente bonita, las cosas como son. Como muchos países del Este, tiene un aire bastante postcomunista, pero aún así hay sitios que no puedes dejar de ver. Por suerte, casi todo lo guay de la capital búlgara está situado en el centro, en un radio de dos kilómetros, con lo cual con un día tienes de sobra para pasearte a pie por el centro y verlo todo.
El Monasterio y los Siete Lagos de Rila
A unos 120 km al sur de Sofía se encuentra la montaña de Rila, que es un parque nacional precioso. Merece la pena la excursión para ver dos lugares increíbles: el archifamoso Monasterio de Rila, y los llamados Siete Lagos de Rila. Se trata de siete lagos ubicados entre 2.000 y 2.500 metros de altitud, cada uno con un nombre que alude a su forma: Ojo, Riñón, Gemelo, Trébol, De Pesca, El Bajo y Lágrima. Ya conté que Bulgaria es un paraíso de la naturaleza, y el parque Nacional de Rila es una clara muestra.
En cuanto al Monasterio de Rila, es uno de los símbolos de Bulgaria y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983. Lo fundó en el siglo X Iván Rilski, San Juan de Rila, un ermitaño que vivía en una cueva de la montaña. Además de la increíble arquitectura del monasterio, hay un museo que exhibe valiosas piezas históricas, la más famosa de las cuales es quizá la Cruz de Rila, en la que hay talladas en tamaño milimétrico 36 escenas bíblicas.
Plovdiv
La segunda ciudad más poblada de Bulgaria, a 130 km al este de Sofía. Llamada La Ciudad de la Siete Colinas porque, como Roma, está construida sobre siete colinas, por eso muchas calles hacen pendiente. Fundada hace más de 6.000 años, es la segunda ciudad más antigua de Europa. Los romanos la llamaban Trimontim y aún hoy hay restos de la arquitectura de esa época, como un increíble anfiteatro y un circo romano que actualmente está debajo de una calle de la ciudad.
El Valle de las Rosas
Viajando más al Este, llegamos al alucinante Valle de las Rosas. Este enorme valle en el centro del país es donde se produce más de 80% del aceite de rosas del mundo. El aceite de rosa damascena, la variedad que se cultiva en Bulgaria, se utiliza para todo tipo de perfumes y cosméticos, y tiene valiosas propiedades anti-inflamatorias, antisépticas, hidratantes, regeneradoras, etc.
Practicamente cualquier perfume de calidad lleva entre sus ingredientes aceite de rosa de Bulgaria, que desde finales de 2014 ya tiene denominación de origen propia.
El aceite de rosa también se utiliza, en menor medida, para la elaboración de mermeladas, dulces y licores.
Entre mayo y junio, cuando florece la rosa damascena, se lleva a cabo a cabo la cosecha de rosas, durante la cual miles de personas recogen las rosas a mano una a una al amanecer (cuando aprieta el calor el aceite de rosa se retira hacia las raíces). Es necesario destilar tres toneladas de pétalos de rosa para obtener un litro de aceite esencial.Con la cosecha tiene lugar el famoso Festival de la Rosa, que se celebra desde hace más de 100 años. Una de los momentos más esperados de la fiesta es la coronación de la Reina de las Rosas, que se elige entre las chicas de la localidad.
Veliko Tarnovo
Desde luego, la antigua capital del país es otro de los lugares imprescindibles de Bulgaria. Además, supone una muy buena base para visitar otro de los lugares que hay que ver en Bulgaria y del que os hablaré a continuación: la población de Arbanasi.
Veliko Tarnovo fue capital del que es conocido como Segundo Imperio Búlgaro, entre los siglos XII y XIV. Era desde la Fortaleza de Tsarevets, que domina la población, desde donde se ejercía el poder político del país.
Sin embargo, parte del trazado urbano se debe a los años de dominación otomana, de manera que no es raro encontrar bastantes mansiones de tipo turco. Igual de interesante es el antiguo bazar otomano, el Samovodska Charshiya, convertido en punto de convergencia del movimiento conocido como Resurgimiento Nacional Búlgaro , acontecido a finales del siglo XIX. Varias de las mansiones de este barrio hacen referencia a aquel momento histórico.
En este sentido, no debéis perderos el Museo del Renacimiento Búlgaro y de la Asamblea Constituyente, que se localiza en uno de los más bellos palacetes de aquella época.
Por último, merece la pena pasear por el barrio de Asenova, justo a los pies de la fortaleza de Tsaverets, y donde podremos visitar alguna viejas y bellas iglesias bizantinas, como la Iglesia de los 40 mártires, la Iglesia de San Pedro y San Pablo y la iglesia de San Demetrio.
Arbanasi
Muy cerquita de Veliko Tarnovo, al final de una sinuosa carretera, encontramos uno de los más bellos pueblecitos que hay que ver en Bulgaria. Lo más destacado en este pequeño burgo es la alta densidad de pequeñas iglesias bizantinas que conservan un conjunto de frescos de enorme valor. Una visita de 3 o 4 horas os permitirá disfrutar de un buen número de ellas, como la Iglesia de la Natividad, que está considerada la más importante obra pictórica de todo el país, o la Iglesia de los Arcángeles Miguel y Gabriel, donde tanto la naos como el nártex están decorados por completo, o el monasterio regentado por monjas de Sveta Bogoroditsa, cuya decoración está algo más deteriorada.
También en Arbanasi podemos visitar algunas bonitas e interesantes mansiones, cuyos diseños recuerdanlos de una pequeña fortaleza y que nos remontan al pasado otomano del país. La más interesante de todas es la Casa Konstantsalieva, que actualmente desempeña las funciones de museo etnológico.
Empezamos por la capital porque probablemente tu vuelo aterrice aquí. Sofía no es una ciudad especialmente bonita, las cosas como son. Como muchos países del Este, tiene un aire bastante postcomunista, pero aún así hay sitios que no puedes dejar de ver. Por suerte, casi todo lo guay de la capital búlgara está situado en el centro, en un radio de dos kilómetros, con lo cual con un día tienes de sobra para pasearte a pie por el centro y verlo todo.
El Monasterio y los Siete Lagos de Rila
A unos 120 km al sur de Sofía se encuentra la montaña de Rila, que es un parque nacional precioso. Merece la pena la excursión para ver dos lugares increíbles: el archifamoso Monasterio de Rila, y los llamados Siete Lagos de Rila. Se trata de siete lagos ubicados entre 2.000 y 2.500 metros de altitud, cada uno con un nombre que alude a su forma: Ojo, Riñón, Gemelo, Trébol, De Pesca, El Bajo y Lágrima. Ya conté que Bulgaria es un paraíso de la naturaleza, y el parque Nacional de Rila es una clara muestra.
En cuanto al Monasterio de Rila, es uno de los símbolos de Bulgaria y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983. Lo fundó en el siglo X Iván Rilski, San Juan de Rila, un ermitaño que vivía en una cueva de la montaña. Además de la increíble arquitectura del monasterio, hay un museo que exhibe valiosas piezas históricas, la más famosa de las cuales es quizá la Cruz de Rila, en la que hay talladas en tamaño milimétrico 36 escenas bíblicas.
Plovdiv
La segunda ciudad más poblada de Bulgaria, a 130 km al este de Sofía. Llamada La Ciudad de la Siete Colinas porque, como Roma, está construida sobre siete colinas, por eso muchas calles hacen pendiente. Fundada hace más de 6.000 años, es la segunda ciudad más antigua de Europa. Los romanos la llamaban Trimontim y aún hoy hay restos de la arquitectura de esa época, como un increíble anfiteatro y un circo romano que actualmente está debajo de una calle de la ciudad.
El Valle de las Rosas
Viajando más al Este, llegamos al alucinante Valle de las Rosas. Este enorme valle en el centro del país es donde se produce más de 80% del aceite de rosas del mundo. El aceite de rosa damascena, la variedad que se cultiva en Bulgaria, se utiliza para todo tipo de perfumes y cosméticos, y tiene valiosas propiedades anti-inflamatorias, antisépticas, hidratantes, regeneradoras, etc.
Practicamente cualquier perfume de calidad lleva entre sus ingredientes aceite de rosa de Bulgaria, que desde finales de 2014 ya tiene denominación de origen propia.
El aceite de rosa también se utiliza, en menor medida, para la elaboración de mermeladas, dulces y licores.
Entre mayo y junio, cuando florece la rosa damascena, se lleva a cabo a cabo la cosecha de rosas, durante la cual miles de personas recogen las rosas a mano una a una al amanecer (cuando aprieta el calor el aceite de rosa se retira hacia las raíces). Es necesario destilar tres toneladas de pétalos de rosa para obtener un litro de aceite esencial.Con la cosecha tiene lugar el famoso Festival de la Rosa, que se celebra desde hace más de 100 años. Una de los momentos más esperados de la fiesta es la coronación de la Reina de las Rosas, que se elige entre las chicas de la localidad.
Veliko Tarnovo
Desde luego, la antigua capital del país es otro de los lugares imprescindibles de Bulgaria. Además, supone una muy buena base para visitar otro de los lugares que hay que ver en Bulgaria y del que os hablaré a continuación: la población de Arbanasi.
Veliko Tarnovo fue capital del que es conocido como Segundo Imperio Búlgaro, entre los siglos XII y XIV. Era desde la Fortaleza de Tsarevets, que domina la población, desde donde se ejercía el poder político del país.
Sin embargo, parte del trazado urbano se debe a los años de dominación otomana, de manera que no es raro encontrar bastantes mansiones de tipo turco. Igual de interesante es el antiguo bazar otomano, el Samovodska Charshiya, convertido en punto de convergencia del movimiento conocido como Resurgimiento Nacional Búlgaro , acontecido a finales del siglo XIX. Varias de las mansiones de este barrio hacen referencia a aquel momento histórico.
En este sentido, no debéis perderos el Museo del Renacimiento Búlgaro y de la Asamblea Constituyente, que se localiza en uno de los más bellos palacetes de aquella época.
Por último, merece la pena pasear por el barrio de Asenova, justo a los pies de la fortaleza de Tsaverets, y donde podremos visitar alguna viejas y bellas iglesias bizantinas, como la Iglesia de los 40 mártires, la Iglesia de San Pedro y San Pablo y la iglesia de San Demetrio.
Arbanasi
Muy cerquita de Veliko Tarnovo, al final de una sinuosa carretera, encontramos uno de los más bellos pueblecitos que hay que ver en Bulgaria. Lo más destacado en este pequeño burgo es la alta densidad de pequeñas iglesias bizantinas que conservan un conjunto de frescos de enorme valor. Una visita de 3 o 4 horas os permitirá disfrutar de un buen número de ellas, como la Iglesia de la Natividad, que está considerada la más importante obra pictórica de todo el país, o la Iglesia de los Arcángeles Miguel y Gabriel, donde tanto la naos como el nártex están decorados por completo, o el monasterio regentado por monjas de Sveta Bogoroditsa, cuya decoración está algo más deteriorada.
También en Arbanasi podemos visitar algunas bonitas e interesantes mansiones, cuyos diseños recuerdanlos de una pequeña fortaleza y que nos remontan al pasado otomano del país. La más interesante de todas es la Casa Konstantsalieva, que actualmente desempeña las funciones de museo etnológico.
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