Sri Lanka

Uda Walawe National Park

En Sri Lanka tienes varios parques donde poder hacer un safari y disfrutar de los animales en libertad donde el elefante es el protagonista. Yo escogí el de Uda Walawe National Park porque es el menos visitado y eso me garantizaba un poco el no encontrarme con una hilera de todoterrenos y perder el encanto de lo salvaje del lugar.

Es recomendable hacer el safari por la tarde, ya que es la  hora en la que los animales van a las charcas a beber. Los precios de la entrada y el safari variará del número de personas que vayáis y de las horas, que suele durar un mínimo de tres. La base para hacer este safari es el pequeño pueblo de Embiliptiya.




Sigiriya

Tal vez esta montaña es un icono y, desde luego, una visita imprescindible en Sri Lanka y también fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1982. La montaña o gran roca de Sigiriya es magma erosionada de un volcán que ya no existe y que tiene 370 m de altitud. La forma y paisaje que ha dejado es impresionante.

En el siglo V fue construido un palacio en su terraza superior, aunque a día de hoy solo quedan vagos restos de lo que fue en su día. En la parte baja quedan los restos del palacio interior, muros y unos preciosos jardines que dan una idea lo que pudo haber sido este increíble lugar.

Recomiendo ir a primera hora para poder disfrutar de una subida sin masificación. Pensad que esta es una de las visitas más importantes y turísticas de Sri Lanka. Yo subí con un chico que había conocido el día anterior en el autobús que me llevaba allí y subimos solos. Después de dos horas de paseo en la cima y de admirar una y otra vez las vistas que ofrece, bajamos y las escaleras estaban ya llenas de gente.

Al lado de la roca de Sigiriya está la de Pidurangala, desde la cual tienes unas vistas fantásticas de toda la zona y de la propia roca Sigiriya. El precio de la entrada es de 30$.





Dambulla

La ciudad de Dambulla no es bonita ni merece si quiera una visita a mi entender, pero sí lo es el Templo de Oro construido en el siglo I a.C. Está situado a las afueras de la ciudad en una pequeña colina. Tras comprar pagar la entrada de 10$ y subir sus eternos escalones, llegas a sus cuevas y ahí es donde empieza lo bueno. En esta zona hay cinco cuevas que están abiertas al público y en donde podrás admirar decenas de estatuas y murales. En total, son 153 estatuas de Buda, 4 de diosas y dioses y 3 de reyes.

Apenas hay iluminación, así que te recomiendo llevar trípode si quieres hacer unas buenas fotos. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1991. En total, hay más de 80 cuevas por los alrededores, lugares donde habitaban la población del lugar en el prehistórico. Dicen que el templo fue terminado en apenas 163 días.

Con una parada de 2-4 horas para ver los templos, es suficiente y seguir así tu camino hasta Kandy, que está a unos 70 km de distancia.





Kandy

Llamada, la capital de las montañas, Kandy es una bonita ciudad de estilo victoriano desde donde podrás hacer varias excursiones. El lago le da el broche de relajación y calma. Pero lo que realmente atrae al turista hasta esta ciudad es por el Dalada Maligawa, un conjunto religioso en donde se haya el Templo del Diente de Buda. Entrar al templo puede ser lento, dependiendo de la época del año y de la hora, ya que esta es la capital del budismo y miles de peregrinos y turistas se acercan a estos pabellones.

Algo por lo que también destaca Kandy es por sus masajes ayurvédicos, que podrás ver que ofrecen en muchos hoteles y locales. Yo fui a uno en un spa y fue increíble. Es una experiencia diferente y de la que saldrás muy relajado. También puedes hacer una visita a una fábrica de té y al Jardín de Especias. Si no usas la ciudad como base, con un día tienes suficiente para conocer lo más destacado. Si vas coger el tren hacia Nuwara Eliya, conviene que compres los billetes nada más llegar, ya que suelen ir bastante llenos.




Nuwara Eliya

Si has decidido llegar a Nuwara Eliya en tren, habrás podido disfrutar de un paisaje fascinante de campos de té, pequeñas cataratas y montañas. La ciudad tiene una arquitectura colonial, herencia de su pasado como base de las plantaciones de té inglesas. A día de hoy, sigue siendo su fuente de economía, donde mujeres tamales recolectan diariamente sus hojas con mucho cuidado para obtener el “Té de Ceilan” con denominación de origen. Si no has visitado en Kandy una fábrica de té, este es, tal vez, uno de los mejores lugares para hacerlo, así como recorrer alguno de sus campos que tienen un paisaje de una armonía que resulta espectacular. Si tienes interés en conocer más sobre el cultivo del té, podrás encontrar bastante información en el blog de El rincón de Sele.

Una vez que llegas a este pequeño pueblo, lo primero que hay que hacer es organizar el transporte para hacer una de sus visitas principales, el trekking al Worlds End, en el Hortain Plains National Park. La entrada al parque tiene un precio de 20$





Ella

Una de las cosas que más me arrepiento de mi viaje a Sri Lanka, es no haber estado más días en el bonito pueblo de Ella y poder disfrutar de su impresionante naturaleza de las Tierras Altas. Aquí se suele llegar desde Nuwera Eliya en tren, un recorrido que puede durar 2 o 4 horas, dependiendo del que cojas. Ésta es una experiencia inolvidable. Cruzar lentamente en tren por las montañas, campos de té y pequeños pueblos del interior de Sri Lanka, ha sido lo mejor del viaje.

El pueblo de Ella no tiene mucho que ver, pero su entorno es excepcional. A pocos quilómetros del pueblo hay una cascada preciosa en donde los jóvenes locales aprovechan para juntarse y pasar la tarde. Lo más destacado son sus dos rutas, la de Ella’s Rock y la de Little Adam’s Peak. Por cierto, en Ella fue en donde probé la comida más rica de Sri Lanka.





Mirissa

Para los que buscan playa, Mirissa es una buena opción. Eso sí, tienes que contar que es una playa turística con muchas comodidades, como wifi en los innumerables garitos de playa. Lo mejor es al caer la tarde, cuando las familias locales vienen a jugar con sus hijos y el ritmo va haciéndose cada vez más lento. Por la noche la playa se llena de lucecitas de los restaurantes que te dan a elegir el pescado fresco que te quieres comer. Una vez decidido y pagado, solo tienes que esperar a que te lo hagan mientras te tomas una fría cerveza con el ruido del mar de fondo.

Desde el puerto de Mirissa salen los barcos para hacer el tour de avistamiento de ballenas y delfines. A mi no me gustó la experiencia porque los barcos no respetaban a los delfines y los iban acosando en círculos. No llegué a ver ninguna ballena.




Galle

Esta ciudad fué primero colonia portuguesa y luego holandesa, que fueron los que construyeron el fuerte donde está enclavada la ciudad y que data del siglo XVI. La Unesco ha declarado el conjunto como la fortaleza holandesa conservada más grande del mundo. Es un lugar bonito y tranquilo, apenas hay coches, solo los tuctucs, donde es fácil perderse por sus callejuelas y hacer paradas en las joyerías, restaurantes y tiendas de recuerdos… Lo mejor es el paseo por la muralla, por sus calles de casas coloniales, y visita al museo. Con un día en Galle es suficiente.





Colombo

A pesar de que era una ciudad de la que no esperaba nada porque leí que era prescindible, a mi me gustó. Tal vez porque fui con mi couchsurfing y me enseñó los mejores rincones. Puede que con un día sea suficiente para poder visitar algunos templos budistas como el Templo Gangaramaya, perderse por sus jardines y bazares.



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