Cuba
Cienfuegos
La Habana
La Habana vive entre la decadencia exquisita y la pasión descontrolada. Si quieres llegar al alma y al corazón de esta ciudad, lo primero que tienes que hacer en la capital será pasear por el Malecón y quedarte hasta que caiga el sol que es cuando los jóvenes cubanos y su música empiezan a hacer acto de presencia. Luego y si te queda rumba en el cuerpo, tomate un ron añejo en la Bodeguita del medio. Un consejo: aléjate del mojito, que te saldrá por un pico. La Habana está llena de fiestas y juergas improvisadas que los cubanos montan de manera ilegal. Es una ciudad para vivirla de noche y pasearla de día. Al día siguiente, date un paseo por la Habana Vieja. Te atraparan plazas y edificios singulares y una vida en la calle que se mueve a ritmo de paso doble. No te quedes sin entrar en alguna tienda de música. Rebusca entre vinilos de música cubana para descubrir el son que baila este país. Aquí la música es vida, literalmente. Por la noche, vístete de gala para ir a ver el Ballet Nacional, en el teatro Nacional. Es un espectáculo y un edificio que tienes que ver en Cuba sí o sí. No desperdicies la oportunidad de desayunar en el magnífico hotel Parque Central a la mañana siguiente. La comida es buena y dominarás la ciudad con sus vistas. No hay mejor manera de despedirse de la Habana que visitando la heladería más famosa a este lado del Atlántico, el Coppelia. Ten en cuenta que siendo extranjero, te servirán en un lugar a parte.
Es hora de marchar hacia el sur de la isla. La primera parada será Cienfuegos. Es una localidad costera llena de encanto que se ha ganado a pulso el apodo de Perla del Sur. Cualquiera de sus calles te enamorará. Toda la ciudad está plagada de hermosos edificios siendo el Palacio del Valle, con sus cúpulas rojas, el más fotogénico de todos. El castillo de Jagua tampoco tiene desperdicio alguno. Un paseo por punta Gorda pondrá el broche final a tu visita fugaz en Cienfuegos.
La Habana
La Habana vive entre la decadencia exquisita y la pasión descontrolada. Si quieres llegar al alma y al corazón de esta ciudad, lo primero que tienes que hacer en la capital será pasear por el Malecón y quedarte hasta que caiga el sol que es cuando los jóvenes cubanos y su música empiezan a hacer acto de presencia. Luego y si te queda rumba en el cuerpo, tomate un ron añejo en la Bodeguita del medio. Un consejo: aléjate del mojito, que te saldrá por un pico. La Habana está llena de fiestas y juergas improvisadas que los cubanos montan de manera ilegal. Es una ciudad para vivirla de noche y pasearla de día. Al día siguiente, date un paseo por la Habana Vieja. Te atraparan plazas y edificios singulares y una vida en la calle que se mueve a ritmo de paso doble. No te quedes sin entrar en alguna tienda de música. Rebusca entre vinilos de música cubana para descubrir el son que baila este país. Aquí la música es vida, literalmente. Por la noche, vístete de gala para ir a ver el Ballet Nacional, en el teatro Nacional. Es un espectáculo y un edificio que tienes que ver en Cuba sí o sí. No desperdicies la oportunidad de desayunar en el magnífico hotel Parque Central a la mañana siguiente. La comida es buena y dominarás la ciudad con sus vistas. No hay mejor manera de despedirse de la Habana que visitando la heladería más famosa a este lado del Atlántico, el Coppelia. Ten en cuenta que siendo extranjero, te servirán en un lugar a parte.
Pinar del río
Es hora de empezar la ruta y antes de tirar rumbo al sur, es necesario dirigirse antes al extremo norte de la isla. Si alguna vez te has preguntado donde nacen y se fabrican los puros más conocidos del mundo, la provincia de Pinar del Río es la respuesta. Allí hectáreas de hojas de tabaco compiten con impresionantes bosques tropicales. Así que una buena manera de pasar el día será haciendo un tour por una fábrica de cigarros. El día siguiente dedícalo a hacer un tour por Soroa, casa de 750 especies diferentes de orquídeas y de la fabulosa cascada del Salto. Si te quedan horas en el día y sabes bucear, adéntrate en los cayos de Pinar del Río donde se esconden maravillosos jardines de Coral.
Trinidad
Antes de llegar a Trinidad tendrás que pasarte por el Casquete del Nicho. Se trata de un conjunto de cascadas en medio de la selva. Llegar a este lugar es una aventura en sí misma. Las carreteras están prácticamente impracticables. Conduce con cuidado, reduce la velocidad y, sobretodo, no desistas pese a los agujeros en el asfalto. El destino merece la pena. Lánzate desde uno de los saltos de agua a las lagunas del Nicho y acaricia ese chute de adrenalina que has venido a buscar en esta isla. Será como estar en la película la Playa. Cuando llegues a Trinidad, antes de caer la tarde, sube a la torre de la radio en la cima de la colina desde donde se domina el centro de la ciudad. La puesta de sol desde allí no tiene precio. Cena en el restaurante Sol y Son donde preparan la mejor Ropa vieja de Cuba. Luego vete hacia la Plaza mayor, siéntate en la escalinata y disfruta del espectáculo que tiene lugar cada noche. Si tus pies te lo permiten y quieres bajar la cena, lánzate a bailar. En Trinidad ten en cuenta que hay personas esperando a la entrada del pueblo buscando captar clientes para su alojamiento. Mantente firme y sigue tu camino hacia la casa familiar que hayas pactado previamente.
Remedios
Yendo de Cienfuegos a Remedios tendrás que hacer parada obligatoria en Santa Clara para visitar el mausoleo/museo/monumento al Che Guevara. Los restos del comandante están enterrados aquí en recuerdo a la última batalla de la Revolución Cubana. Después de un día conduciendo llegarás de noche a Remedios. Por la mañana vete a pasar el día al Cayo de Santa María. Puedes acceder al Cayo por una carretera larga y estrecha que surca las aguas. Aunque en ninguna playa cubana se permite hacer nudismo, aquí podrás cumplir tu fantasía de pasear desnudo por un auténtico paraíso. Solo encontrarás aguas cristalinas y arena blanca y fina. Cuando acabe tu día de playa, tomate algo en el hotel del Cayo. Pasea de noche por Remedios, pero no te desmadres demasiado. Te espera un día entero de coche para llegar a Santiago de Cuba.
Santiago de Cuba
Ha llegado el final de las vacaciones en Cuba. Aprovecha para absorber el último rayo de luz caribeña en tu piel y hazlo viendo un partido del deporte nacional cubano por excelencia, el beisbol. Si haces que tu visita coincida con el “súper clásico” entre los Industriales, el equipo de la Habana, y los Avispas, su eterno rival de Santiago de Cuba, habrás cumplido tu misión en Cuba. El precio de la entrada al Estadio Guillermón Moncada para el turista se mueve entre 3 y 5 dólares cubanos.
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